A cada 8 le llega su San Martín*

2009 siempre fue un año duro, previsible y determinado hasta su ultimo escollo desde muchos segundos antes de su llegada. Y eso que para extraño tuvimos ese ultimo minuto con mas segundos de lo que la normalidad hubiera esperado. Pero claro está, cualquier aventurero de aquellos años “A” nos diría que lo incierto o desconocido es de dificultad rara, de intentos de explicaciones ingenuos o incluso de estudios y teorías llevadas hasta la paranoia.

Pero todo eso ya es paja de otro pajero. Y por el momento cabe enfrentarse con un año más pésimo de lo que nadie nunca quiso, fruto de las conjeturas histórico-previstas, fruto de nuestra propia histeria, y en definitiva de ese pan que a falta de nueves por venir hace tiempo que falta en muchos otros rincones. Y es que por mucho que nos esforcemos por reivindicar la pureza de nuestro ser, la estética siempre marcó precipitadamente el antes, seguramente el durante y afortunadamente no siempre el después. Es por eso que perjuicio en mano, decidimos renegar de ese nueve que tantos rompederos de cabeza trajo al juntarse con su dos, relegándolo al catálogo de los malditos, al reproche del que desea pasar, rapidez en mente, por ese dolorido camino, enmarcándolo en la categoría del “debe olvidarse”. Pero dejadle a esta torpe jirafa de grandes vistas y de incapaces proximidades que dibuje ese nueve en tantas postales, posts, escritos, palabras, deseos y desdichas con un color verde, algo desgastado por los ojos de aquellos que confiaron sin ser escuchados.

Todos tuvieron que luchar, y es que en palabras de aquel que sabe, debemos empezar a darnos cuenta que esto de la vida va en serio. Sin peder por ello la sonrisa de los labios de carmín. La esperanza del verde caminado. Ni el sentir del salmón tirando a rosado. Y ni mucho menos el azulón saludable.

En fin, como dirían en tierra de nadie, Bon any nou! ( o lo que viene a ser lo mismo, Happy New Year!)