Vuelve a sonar una de esas canciones que todos odian. Una de esas comerciales sin sentido alguno, pero rítmica. A mi me gusta. Me inspira. Me sensibiliza.
El primero vuelve a marcharse, perdiendo el protagonismo de antaño; y dejando paso al pequeño del grupo. Nunca pasa desapercibido. Tal vez porque en sus fiestas siempre se encuentran los mejores invitados; vengase a ser los reyes, la vuelta al Cole, el año nuevo, la nieve, y el primer puesto en el ranking.
Llueve, y lo va a seguir haciendo por mucho que algunos les moleste. A mi me gusta. El mundo lo sigue necesitando. Y este blog cumple hoy ya unmes. Aventura empezada, final más cercano. Sigue discreto, como objetivo que se marcó. No se quieren pompones ni grandes logros, solo el solitario saber de un mundo de palabras que se pierde sin recuerdo, ni mérito, ni crítica.
Todo se va marchitando, y consecuentemente todo volverá.
Hoy lo despedimos con todos los honores. Y solo espera esta girafa intranquila, que más tarde que temprano vuelva a visitarnos. Si así lo hace, signo de esperanza, signo de recuerdos, signo de que seguimos peleando por seguir vivos. Y eso más que nada es rebueno.
Disfrutad de vuestro último día lluvioso del primero de los doce, que el segundo empieza más que fuerte. Es su turno. ¡Allí vamos febrero!
Les nostres mirades s’havien entrecreuat al llarg del dia. Ens coneixíem d’oide. I els meus ulls distrets acompanyaven l’angoixa. Restava absorta, fora de temps, i coberta sobre mi mateixa. Sabia que em buscaria i potser per això em deixava arrossegar lleugerament per a tota la sala, deixant rere meu el camí que havia de recórrer. Començava a refrescar.
Felicitats, em va dir.
Gràcies, vaig respondre.
Acte seguit va vacil·lar, finalment m’abraçava. Li vaig picar l’ullet. I entre el silenci vaig poder percebre entre aquells texans inquisitius tota la seva potencia. Era la senyal.
Havia d’actuar però la ment no em seguia, no donava ordres, tant sols s’enfilava en l’espinós debat.
Seguíem abraçats, acompanyats pel ressò del ball. Finalment vaig poder moure la mà, amb l’única missió d’alliberar el que esperava ser complagut. Em va aturar. Es va separar lleugerament, em va clavar la mirada, i la festa continuava. El meu cos restava dèbil, l’entrecuix s’obria tímidament, i l’oposició del principi defallia.
Era dretà, de mans rudes però cuidades. Sabia per on havia d’actuar, com transformar aquella cova que per a molts era un entrar i sortir en tot un laberint de plaers. Portava un ritme adequat i no li tremolava el pols, ni tan sols la mirada. Els gemecs no es van fer esperar i la meva feminitat va aflorar amb llum pròpia. Es sentia orgullós de la seva feina, i jo continuava en el món de l’orgasme.
Es va separar, vaig sentir un calfred.
Aquella nit mentre el meu marit buscava la lliga em vaig adormir. Em va posseir de totes maneres. Jo seguia somiant en aquell fugaç encontre . Em vaig sentir gemegar de nou. Tres segons després esbufegava al meu cantó amb cara d’orgull, promès de per vida. No m’ho hauria imaginat mai, que aquell somni recordés tan fidelment el descobriment de la cova dels plaers, aquella que de nou restaria oblidada pels temps dels temps. Era bon home...
Sobreviure, és fàcil. Tendim a pensar, en moltes ocasions, que no ho aconseguirem. Però mentre la salut resta intacte, sobrevivim sense més, per inèrcia.
El camí sol ser senzill. I nosaltres inevitablement el compliquem. No ho sabem fer millor. Potser es que som enrevessats, difícils i indesxifrables.
Arribats aquest punt, l’enyorança es fa infinita.
El símil em fa descriure’t com un àlbum en blanc; com un color esperant a ser pintat; com el barquer que enyora el mar; com sa meua mà abans de començar-te a escriure o com el meu pensar alhora d’imaginar-te.
Enyor sa mirada que em ruboritza, ses llavis que em besen i ses mans que m’acaricien.
Enyor ses paraules que m’inspiren, ses abraçades que em protegeixen i sa temps que em distreu.
Enyor sa essència que em deleïta i sa amor que es correspon.
Podria ser que la seva tasca fos massa per a tan poca fletxa. O que es descuidés del que ja no crida. O que no hi hagués contraoferta pel seu encàrrec. Les possibilitats són immenses. I l’univers es redueix dia a dia alhora que es desmaien les buguenvíl·lies.
I en fi, a mig somriure, però a la fi i a la cap somriures, continua unsomni que desitja ser complert.
Sa m’ha tornat a perdre el missatge, com tot últimament. La renovació en temps de crisi és essencial. I prendre decisions a última hora, impulsives i arriscades serà la meva salvació. Llàstima que la girafa que mai aprèn, malgrat s’hi esforci, posposi temps rere temps el pla definitiu.
Sigui on sigui que ses estrelles et mirin, que sa mar t’acompanyi, que sa brisa et porti ses meves esperances, que sa rosa dubti, que el valent et conquisti, que sa desesperació t’amargui, o la no arribada et mati, esperem...
Me asusta empezar. Esta claro, el prejuicio me poseyó aun contra su voluntad. Y aun hoy me encuentro en el intento de superarlo. Aunque eso si, lo dejaremos para mañana. Cuando alguien remonta en el tiempo indica recorrido, algo obvio. Indica vejez, algo bello. Indica felicidad, algo alegre. Y en fin indica logro. En este caso nuestro logro.
No se empezó como se quería. Y ni mucho menos por mi parte. Esta claro que no siempre se debe querer demasiado. Todo debe recibir su precisa medida. Algo cuasi imposible, pero posible. El tiempo y la cercanía nos hicieron caminantes dispares de extraños senderos que aun contra nuestro conocimiento acabarían mezclándose irremediablemente. Comenzamos como todos, como cuarteto, como totalidad. Sin embargo la disgregación seria nuestro mejor aliado. El entender nos hizo fuertes. Y en más de una ocasión el asesinato rondo nuestras bastas cabezas. Pero tan solo eran leves amenazas. Algo pasajero. Esta claro, la crisis no es actual, sino que es más de antaño.
Y en fin, el estanco liberó por fin esos dos bellos cisnes. Vuelan algo patosos hacia ti. Me dejan a mí fuera de juego. Hoy no es mi turno. Las palabras deben recibir tu bendición, rendirte el homenaje merecido. La tristeza o la desgracia no es plato de buen gusto, ni afín compañero. Aunque cabe comprender que es utensilio necesario. No pretendo tu huida, ni busco tu conversión. Lo culto, lo alternativo, lo interno y los buenos motes son tus mayores rasgos. No olvidaremos la paciencia, la fuerza y la capacidad. Ni la bondad recibida del signo que se representa. Obstinación e inseguridad, derrumbe con salida al exterior y bambalinas que se pierden. Mas la solución resta mas cerca que lejos. Y en ello siempre fui capaz de contrarrestar tu sentir. Por eso sigues aquí. Nuestra complementación a veces en extremas situaciones nos hace buenos, ágiles i duraderos.
En fin, parte de tu historia parte de la mía. Mi aventura acompaña tu presencia. Y en esta tregua espontánea, en esta paz inquietante que el vuelo de los cisnes te regalaron, lograre enviarte el mensaje que la distancia impide, que sigo aquí.
Pues suelen ser como el sol, no salen todos los días, ni se pueden ver desde cualquier rincón, pero sabes que siempre esta ahí, siempre…
Me cuesta relatar estas cosas. Cansado como siempre. Sin perder por ello la sonrisa. Camino a casa, atardecer precioso, y ya entrada la noche. El día desvanece para dejar paso al infante. Como si se tratara de un topo ando por el subsuelo, y esas dos mil paradas que aún me quedan por llegar a casa. Entra. Me gusta. Miro, me mira. No importan los detalles estéticos, pues fuera como fuera me gustaría igual. Tan solo no le dejaría cambiar esos ojos. Me siguen mirando. Me hago el distraído. Se sonroja. Yo aun más. Busco excusas para mirar, y le reencuentro de entre tanto la mirada. A veces no aguanto y rehúyo el gesto, otras miro desafiante. Se me escapa la sonrisa, me sonríe. Zlasca! Enamorado. El viaje se hace más corto de lo deseado. Mi parada. Mierda se me acabó el juego. Me levanto, resta inmóvil. Salgo, sale por detrás de mí. Me adelanta, no puedo quitarle los ojos de encima. Sube las escaleras, me mira levemente. Sonrío de nuevo. Es mi turno, me tengo que lucir. Lo adelanto, corriendo casi sudoroso, con aires finos y discretos. Le siento detrás de mí. Y seguimos andando. Mi esquina. Mierda. Giro. Continua recto. Me giro, se gira. Le guiño el ojo. Me quiere. Me ruborizo. Continúo mi camino. Otra historia perdida…
No voy a soportar una sola queja más. ¡Ya no! Se acabaron las lamentaciones, las mierdas, el no puedo, y el no hay nada que hacer. Estoy más que harto y reharto de aquellos que sin motivo aparente alguno, tiran la toalla a cual Ulises sin sirena que escuchar. ¿De donde procede ese derrotismo de moda? ¿A caso a parte de sordos somos ahora además, ciegos? Porque no lo parece cuando luce tipito el wap@ de turno. Y es que se debe de ser rancio, se debe de ser tonto y por supuesto vago. Soy duro, lo se. Hay razones, lo se. Pero jodidas tristezas, jodidas batallas perdidas. ¿Pero que es lo que pasa? Y no me digáis que dicen que dice, que cuentan que oyeron la historia de una vida que marginó a otra. Venga ya, jovenzuelos de alma, ¡luchad!
La suerte o la felicidad no es algo que se encuentre entre las lamentaciones o las idas de la chaboleta, sino que es aquello que uno día tras día debe ir buscando a la par que recopilando. Y ahí reside el saber hacer, pues quien enciende el día con sonrisa, con sonrisa le devolverá el día su gesta. Y vale que no se esté como para tirar cohetes, pero siempre hay lugar para cuatro petardos. Aunque sean baratos. Aunque sean defectuosos. Aunque hagan pena. Porque al menos ahí están.
Recórcholis de los rechorleros, debéis aprender a valorar los diminutos guiños que se os mandan en vuestra rutina. Y que no se empiece a condenar a la rutina con el aburrimiento. Que se aburre quien quiere no quien puede.
Y es que en fin, humildad en mano, comprensión en corazón, tolerancia en mente. Voy a ser vosotros, voy a daros esa energía que me dio el guiño de hoy, el que ya me dio ayer, y si prometéis ser buenos el que me dará mañana. A cambio nada de quejas, nada de lloriqueos, nada de vacíos, nada de soledades, nada de crisis existenciales, nada de estreses, nada de complicaciones, nada de nada de nada.
Vamos, que algo me deberéis prometer… y deseo que hagáis el esfuerzo anonimata muchedumbre. Pues podéis llorar, gritar, correr, escapar, pensar ser desgracia, quejarse, tristear, ser soledad, melancolía, nostalgia, inseguridad e incluso baja autoestima y gran autodestrucción. Eso si, pasado el tiempo debido, el que meticulosamente marca el protocolo, prometedme que seguiréis adelante.
Sonrisas dijo la girafa que vio en su nuevo amanecer. Algo funcionó, algo cambió. Y es que como le dijo su amigo el elefante (algún día os hablaré de él) todo se reduce a un solo concepto: el valorar.
Ojala consiguiéramos escuchar su plegaria, pues la sonrisa atrae a la suerte y el optimismo a la energía positiva a cual espiral sin salida. Y aunque de chorradas muchos piensen que vive, eso es más verdadero que la lamentación del aburrido.
Así las cosas, transcurridos los segundos, la cesta, la bolsa o la mochila se van tejiendo sutilmente con nutridos placeres conceptuales, a los que hoy, esta humilde girafa le añade tras el escuchar y la necesidad del dispar, el valorar.
No soporto el pseudo-alternativismo. Aquel que cruzando el río a pie, riéndose del barquero por ser clasicón, inventó tal artilugio para llegar a ser más diferente de lo que ya era. Y es que parece ser que las nubes conjugándose con el verbo cambiar, con –m- y –b-, claro está, decidieron transformar su estirado protocolo en raros quehaceres. Derivando sin duda alguna en una a las especies más supra valoradas jamás vistas ante sus ojos color miel. Y no es porque fueran bonitos, es que la miel me encanta, y además va de maravillas para la garganta. Con todo, ni tan solo Darwin de prestigio infinito, objeto de maleficios y ocultismos varios, la pudo preveer.
Ellos son así, de otra raza, cerrados habladores de libertades variopintas que ni tan solo dejan la persiana abierta, aunque sea para dejar paso a su oscuridad amada. Y aunque todo pretenda tener un fondo algo rancio, algo reivindicativo, algo conservador, y algo… ¡no se porque coño les dedico dos palabras! Les diré que me gustan como son.
¡Si!, pasan de todo, ensucian las calles con algo llamado arte, se pintan de color rosa, y atentan contra todo lo que no venga de su peculiar corriente. Pero en fin, la diversidad de pensares es algo tan sumamente necesario como la venda en la justicia.
Y todo va con metáforas incluidas, entre líneas y más líneas, entre secretos, y palabras sin sentido. Pero como dijo ya una vez esa girafa que cree engañar al prójimo, nunca ninguna palabra es en vano. Y repito para el sordo, para el frío, el cerrado, y para el que nunca llegará a su rincón, ¡ninguna!
En definitiva, aprender y distinto, dos palabras que nunca debieron separarse. Y ahora si, mensaje servido, escrito basura, seguidores faltos i somriure posat.
Hay pocas cosas que consigan seguir el compás de su sentir. Las grutas son eternas, los oscuros demasiado claros, y el calor inexistente. Así que en épocas de hielo la inaccesibilidad se agrava. Unos dicen que lo que guardan celosamente y de forma cuasi inquebrantable sus bellos ojos es un gran tesoro. Otros sin embargo afirman que no es más que fachada, que el Oscar que mereció y nunca tuvo. Pero sea como fuere el misterio está servido, y aunque para la mayoría eso signifique trabajo o esfuerzo en un mundo sin tiempo, la fe siempre acompaña a sus valientes; así como la esperanza a su mirada.
Y entretanto sigue esperando su dueño la visita de su gran conquistador. Y a falta de él, o a la espera de su llegada, retumban en sus claro-oscuros entresijos aquellas notas sin sentido que despiertan la hada inspiradora de su ser. Algo helada claro está. Pero al fin y al cabo inspiradora.
En fin, la música dicen, y más seguramente cree su tozuda Girafa, viene a ser uno de los mejores mapas que aún hoy existen. Y es que si de lo que se trata es de amansar a la fiera, de enamorar al viejo, de curtir al cruel, o de gritar al deshielo, la mejor formula sin duda es escuchar. Y eso es lo que viene a decir esa Girafa algo terca, algo burda, algo basta, y si se me permite algo combativa. Pues escuchar será la mejor de las virtudes, el más grato de los placeres, la más desconocida de las actividades, y por ende la más dificultosa de las tareas. Pero confiemos en que esos harmoniosos sonidos agrupados bajo las grafías de la lírica ayuden al frío a sentir o al sordo a escuchar.
2009 siempre fue un año duro, previsible y determinado hasta su ultimo escollo desde muchos segundos antes de su llegada. Y eso que para extraño tuvimos ese ultimo minuto con mas segundos de lo que la normalidad hubiera esperado. Pero claro está, cualquier aventurero de aquellosaños “A” nos diría que lo incierto o desconocido es de dificultad rara, de intentos de explicaciones ingenuos o incluso de estudios y teorías llevadas hasta la paranoia.
Pero todo eso ya es paja de otro pajero. Y por el momento cabe enfrentarse con un año más pésimo de lo que nadie nunca quiso, fruto de las conjeturas histórico-previstas, fruto de nuestra propia histeria, y en definitiva de ese pan que a falta de nueves por venir hace tiempo que falta en muchos otros rincones. Y es que por mucho que nos esforcemos por reivindicar la pureza de nuestro ser, la estética siempre marcó precipitadamente elantes, seguramente el durante y afortunadamente no siempre el después. Es por eso que perjuicio en mano, decidimos renegar de ese nueve que tantos rompederos de cabeza trajo al juntarse con su dos, relegándolo al catálogo de los malditos, al reproche del que desea pasar, rapidez en mente, por ese dolorido camino, enmarcándolo en la categoría del “debe olvidarse”. Pero dejadle a esta torpe jirafa de grandes vistas y de incapaces proximidades que dibuje ese nueve en tantas postales, posts, escritos, palabras, deseos y desdichas con un color verde, algo desgastado por los ojos de aquellos que confiaron sin ser escuchados.
Todos tuvieron que luchar, y es que en palabras de aquel que sabe, debemos empezara darnos cuenta que esto de la vida va en serio. Sin peder por ello la sonrisa de los labios de carmín. La esperanza del verde caminado. Ni el sentir del salmón tirando a rosado. Y ni mucho menos el azulón saludable.
En fin, como dirían en tierra de nadie, Bon any nou! ( o lo que viene a ser lo mismo, Happy New Year!)
