Tornar a Tornar*

Toda girafa tiene su vida, aunque a veces pueda parecer lo contrario. Aunque a veces sienta lo que no debería. Pero ese es su pecado. No el único.

Llegados a este punto, vuelve a coger su pluma y se alza con ella para impartir justicia. Las palabras no siempre fueron sus mejores aliadas. Y el idioma, por desgracia, se pierde sin querer. Las luchas no son más que batallas perdidas de antemano en el que uno decide apostar más de lo que tiene. Pero que queréis la esperanza del vencido me puede. Y es que lo que aquella quiere es ser recordada como la más alegre de la manada. Las sonrisas siempre fueron mi gesto predilecto.

En fin, criticar todo lo que nos rodea, lamentar lo ocurrido, o rechazar el destino es perder un tiempo, que a mi entender, ya nunca se volverá a recuperar. Y si miro más allá, me imagino una vida algo tranquila, sencilla y acompañada. Soñar aún es gratuito, y aun me encanta.

Ojala algún día, al echar la vista atrás compruebe que mi sueño se cumplió.

Las lágrimas empiezan a florecer. Se retoma lo que se era. Se entra en esencia. Vuelvo a estar en ese inicio que hace años que buscaba. El sacrificio será bestial. Y el recorrido incierto. Pero ahora se donde quiero llegar. Lloro sin permisos, sin esperar consentimientos ni predecir criticas. Sigo inseguro, pero prometo avanzar. Prometo valentía. Todo el plan tramado debe pasar ahora a su parte activa. Tengo miedo. Nadie me va a tender la mano. Solo yo, y todos los que puntualmente pasan cerca pidiendo de comer a cambio de sonrisas. Les quiero. Mas de lo que se imaginan. Parece piedra lo que se mueve, pero no lo es. Vuelvo a tener miedo. La mar se desliza entre mis mejillas. Mi mirada resiste, pero mis labios ya no la siguen. Me delato. Esto se acaba y todo empieza. Un bullicio de sentimientos afloran de nuevo. Y entonces veo en el pasado la luz que perdí.