dimarts, 24 de febrer del 2009

Absent*



Decisión o su homónimo opción e incluso escoger, todas ellas me dan pánico. Y en ello muchos nos llamaran débiles, indecisos, inmaduros o no aptos para el vivir cuotidiano. En cierto modo van a tener razón. Aunque cuando el don es de tradición es fácil hablar. La cuestión pues no es la decisión en si, sino el adjetivo adscrito a ella. Esto es, si va a ser buena o mala. Para ello nos enseñaron que debíamos confrontar los pros y los contras, aunque nunca nos aprendimos la lección que hablaba de tablas. ¡Que pena!

Aun así y a riesgo de morir en el intento, uno puede alegrarse de escoger si la opción llega a ser la correcta, pues el triunfo deviene doble; o de lo contrario puede seguir alegrándose si es la incorrecta, pues como mínimo habrá aprendido la lección. Sin embargo, si no se aprende de la lección porque en ese momento se estaba masturbando, ¿entonces que? Volvemos al mismo punto, decisión o su homónimo opción e incluso escoger, todas ellas me dan pánico.

Y en medio de todo ello ando, pensando si publicar esta mierda para darme cuenta de lo que no se debe escribir, o dejarlo en el tintero y mantener una cierta reputación ante la nada.

Sea como sea, lo que mas me jode de todo esto, es que al final acabas perdiendo incluso el repuesto. ¡Que desfachatez!




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