dimarts, 3 d’agost del 2010

Navegando hacía cualquier otro lugar*





Día que termina, sintonía que desentona, algo armónico, algo enmaravillado. Todo se sucederá en la cadena de la vida, la que escoge y sufre, la que patina y aguarda, la que ama y espera. Dulce esperanza de mi verde florecer. Ese que no tendrá otra que su solitaria naranja. No todos nacimos para andar acompañados. Solitario será aquel que sin vergüenza cruce el río de los ladrones. Será el malo que no se conformó con el solo estar. Será la clásica historia del bueno que termina sin saber vencido por la evidencia del destino.

Seguirá habiendo fe a pesar de sus debilidades.


Siente que el acabar será otro nuevo aparecer y sin embargo iluso de mis sueños, torpe de sus gritos, muerto de sus abrazos, quién le dirá sin susurrar que todo terminó. ¿Quien le dirá que no se sigue, que nos plantamos, que nos bajamos, que ese triste, pobre y solitario minutero es el final?


Silencio que acontece, verde que se pudre, chocolate que amarga, vida que se apaga, alma que por fin descansa, esperanza que retorna, fe que renace...



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